domingo, 13 de enero de 2013

EL RELOJ CORUÑÉS



Cayó en nuestras manos un artículo interesante de nuestra admirada escritora Blanca Riestra en una lluviosa tarde de domingo. En él, como perspicaces detectives que somos, vislumbramos una conexión de un monumento colosal francés con otro de nuestra bien querida ciudad de A Coruña. No dábamos crédito. ¡Qué insignificante, a veces, se muestra la Historia ante el devaneo de los siglos que acaban por ensamblarse en un todo! Los coruñeses, allá por el 1893, contemplaron en su puerto un monumento magnífico con dirección a la capital francesa. Éste vestiría su flamante plaza de La Concordia. Y los coruñeses, para no ser menos y absortos ante tanta belleza, decidieron también tener su monumento insigne a la entrada de su Calle Real. ¿Sabéis cual es?

El Obelisco fue inaugurado el 10 de Febrero de 1895. Se erigió para ensalzar la figura de Aureliano Linares Rivas, ministro y senador que llevó, cual antorcha por España adelante, la luz que desprendía esta ciudad. Encontraréis en los Jardines de Méndez Núñez una estatua de su figura junto a otras personalidades destacadas de la historia de esta ciudad.

Es el Obelisco un reloj básicamente, pero un reloj fatigado debido a sus constantes errores a la hora de plasmar en sus agujas el paso del tiempo. Pero no importa. Siempre se ha sabido que el tiempo es relativo. También viste como sombrero una veleta y pararrayos asentándose en su base diversos datos que animo al viajero que descubra por su propio pie.

Y contemplando este monumento recibimos una llamada telefónica. ¿Detectives Francés y Wilson? Si. Soy Eulogio SoutoAmor, uno de los operarios que le dieron más altura al Obelisco en 1951. ¿Cómo? ¿El Obelisco fue modificado? preguntamos un tanto perplejos. Si. Para codearse con los edificios de nueva construcción de la época que empezaban a ensombrecer a aquél icono del fin del siglo anterior. Os lo digo porque andáis recabando información sobre el Obelisco, ¿verdad?



Le dimos las gracias encarecidamente. Un dato revelador para el observador más intrépido, saber que en tiempos del alcalde Alfonso Molina, el Obelisco creció a la par que ese alcalde de alta fama y personalidad.

Última curiosidad. Al parecer, cuando inauguraron, allá por el año 1895 el nacimiento del Obelisco, padeció la ciudad de A Coruña una de las tempestades más célebres que se recuerdan. Igual pasó el día de celebración por las modificaciones realizadas más de cincuentas años después.


¿Será por ello que el reloj marca las horas de manera enloquecida? ¿Será que sus agujas se encogieron ante tanta agua y frío? Pero eso sí, con una belleza sin igual como sólo lo irracional produce. Nos vemos con las cámaras.

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