Hemos quedado en el interior de la Torre de Hércules con nuestro colaborador G.Rocamonde. Cerca de la estatua de Carlos III nos invita a subir sus casi 57 metros de altura y en lo alto, lejos de orejas indiscretas, nos relata el porqué la llaman la Torre de Hércules. ¿Lo sabéis vosotros?
Dicen que por estas tierras amedrentaba a los lugareños un gigante atroz llamado Gerión. Siguiendo la Crónica General de Alfonso X, nos dice Rocamonde, llega a España un héroe griego. Después de fundar Cádiz sube a estas tierras y, sabedor de semejante villano, decide hacerle frente. Después de tres días con sus tres noches, el héroe Hércules, hijo de Júpiter, mata a Gerión. Lo decapita y entierra su cabeza en lo alto de un túmulo donde manda construir una torre para gloria de su hazaña y gentes agradecidas por liberarles de semejante tirano.
Según Rocamonde, al parecer, la construcción fue levantada como grande hazaña que conserva esta ciudad por armas de su escudo con la coronada cabeza de Gerión al pie de la misma torre. Es cierto. Esta ciudad, desde el siglo XV estará vinculada a la torre con el emblema de su escudo victorioso. Y para más vanagloria de su historia reciente fue declarada Patrimonio de la Humanidad.
Gregorio se despide de nosotros oteando el horizonte y pensativo. “Otro día” nos dice con una media sonrisa, “os contaré quién fue el ejecutor de las reformas que le dan el aspecto actual a esta magnífica torre. Una pista. Fue coetáneo de Carlos III, la estatua que veis en la foto.”
Pero nosotros nos quedamos dubitativos. ¿Cómo le llamaban? ¿ Gia…? Eso. Giannini. Eustaquio Giannini. Esperemos quedar con él pronto para que nos siga contando más cosas sobre la construcción milenaria ilustre de nuestra ciudad.
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