Bien es sabido que Cunqueiro nació en Mondoñedo. Cien años hace ya que esta antigua capital de provincias vio nacer a una figura gigante, espíritu inventivo como pocos y gran amante de la vida sencilla aderezada con dosis de buen comer y beber. En Mondoñedo sabemos que esculca, sentado en un banco, la fachada de su bellísima catedral, tranquilo y campechano. Pero hay aquí, en A Coruña, un lugar donde también sentado observa el trajín de la vida de sus gentes que tan bien supo retratar en sus escritos, este amante de la vida en todas sus variantes fantasiosas posibles.
En la Plaza del Humor, Álvaro se acomoda y espera tranquilo. Nos tiene confesado que en esta plaza, que fue venta de huevos tiempo hace ya, respira animosamente al caer de la tarde. Detrás de sí, nos dice por lo bajo, existe una taberna digna de mención: A Cunquiña; y cuando nadie le ve se levanta y ¡zas! bebe una taciña por los años que le contemplan ya. Y van…cien!!! Nada más y nada menos.
Enfrente hallarás otra de las más grandes personalidades galeguistas de todos los tiempos. Mirándose frente a frente parece este un lugar para sentarse y reflexionar junto a ellos pero siempre con una sonrisa por favor porque el lugar es el más indicado de toda la ciudad para esta tarea. La de que ustedes piensen sí, pero sonriendo.
Y como todas las plazas diremos que también hay en ella una fuente. Y de su escultura brotará agua como es natural. Pero ¿y qué pasa si le echas un poco de sal en su base? Aquí os dejamos este enlace para que lo descubráis. Os sorprenderá.
Y ya dejando atrás a nuestro amigo Cunqueiro, se deja sentir el leve bullicio de la gente entrando en A Cunquiña. Dicen que es lugar común de nuestro recién elegido alcalde. Habrá que investigarlo. Por ahora solo esperamos que otros cien años iluminen esta plaza donde Álvaro sentado nos dice que lo leamos. ¿Qué tal “Os outros feirantes” para empezar?
En la Plaza del Humor, Álvaro se acomoda y espera tranquilo. Nos tiene confesado que en esta plaza, que fue venta de huevos tiempo hace ya, respira animosamente al caer de la tarde. Detrás de sí, nos dice por lo bajo, existe una taberna digna de mención: A Cunquiña; y cuando nadie le ve se levanta y ¡zas! bebe una taciña por los años que le contemplan ya. Y van…cien!!! Nada más y nada menos.
Enfrente hallarás otra de las más grandes personalidades galeguistas de todos los tiempos. Mirándose frente a frente parece este un lugar para sentarse y reflexionar junto a ellos pero siempre con una sonrisa por favor porque el lugar es el más indicado de toda la ciudad para esta tarea. La de que ustedes piensen sí, pero sonriendo.
Y como todas las plazas diremos que también hay en ella una fuente. Y de su escultura brotará agua como es natural. Pero ¿y qué pasa si le echas un poco de sal en su base? Aquí os dejamos este enlace para que lo descubráis. Os sorprenderá.
Y ya dejando atrás a nuestro amigo Cunqueiro, se deja sentir el leve bullicio de la gente entrando en A Cunquiña. Dicen que es lugar común de nuestro recién elegido alcalde. Habrá que investigarlo. Por ahora solo esperamos que otros cien años iluminen esta plaza donde Álvaro sentado nos dice que lo leamos. ¿Qué tal “Os outros feirantes” para empezar?
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